La gripe y la alergia afectan el sistema respiratorio, lo que puede hacer que le sea difícil respirar. Sin embargo, cada afección tiene síntomas claves que los diferencian.
La gripe o resfriados son causados por virus diferentes. Estos virus ocasionan síntomas como secreción y goteo nasal, congestión, tos y dolor de garganta. En ocasiones, puede aparecer fiebre alta (>38.5 C) que dura entre 3 y 4 días, así como dolor de cabeza, fatiga, molestias generales y dolor.
Las alergias son un poco diferentes, ya que es el sistema inmunológico el que reacciona exageradamente ante un factor desencadenante o alérgeno. Los delicados tejidos respiratorios pueden entonces hincharse y la nariz puede congestionarse o gotear. También puede presentar picazón y lagrimeo en los ojos, lo que normalmente no se presenta con una gripe.
Los síntomas de alergia, por lo general, duran mientras se está expuesto al alérgeno, que puede ser minutos o hasta meses. Mientras que los síntomas ocasionados por gripe tienden a durar no más de 2 semanas.
Las alergias son reacciones inapropiadas o exageradas del sistema inmune a sustancias que, en la mayoría de las personas, no causan síntomas. Los síntomas de las enfermedades alérgicas pueden ser causados por la exposición de la piel a un químico, del sistema respiratorio a partículas de polvo o polen (u otras sustancias), o del estómago y los intestinos a un alimento en particular.
Las alergias son una de las afecciones crónicas más comunes en todo el mundo.
Las reacciones alérgicas comienzan en el sistema inmunológico. Nuestro sistema inmunológico nos protege de los organismos invasores que pueden causar enfermedades. Si usted tiene alergia, su sistema inmunológico interpreta como invasora la sustancia que, de otro modo, sería inofensiva. Esta sustancia se llama alérgeno. El sistema inmunológico reacciona exageradamente al alérgeno produciendo anticuerpos del tipo de Inmunoglobulina E (IgE). Estos anticuerpos viajan a las células que liberan histamina y otros mediadores químicos, causando una reacción alérgica.
Las reacciones alérgicas generalmente desencadenan síntomas en nariz, pulmones, garganta, senos paranasales, oídos, revestimiento del estómago o sobre la piel. En los casos más graves, puede producirse una reacción que pone en peligro la vida, llamada anafilaxia.
El término atopia se utiliza para hacer referencia, al igual que alergia, al estado de hipersensibilidad anómala que presentan ciertas personas ante la exposición o el contacto de sustancias o condiciones que para el resto de la población son inocuas. Se suele usar más frecuente para referirse a las alergias en la piel (dermatitis atópica), rinitis y asma.
Las inmunoglobulinas, también conocidas como anticuerpos, son proteínas que se encuentran en la sangre y en los líquidos tisulares. Las inmunoglobulinas son producidas por células del sistema inmune llamadas linfocitos B. Su función es unirse a sustancias en el cuerpo que son reconocidas como antígenos extraños (a menudo proteínas en la superficie de bacterias y virus). Esta unión es un evento crucial en la destrucción de los microorganismos que portan los antígenos.
Las inmunoglobulinas también juegan un papel central en las alergias. Si tiene alergia, su sistema inmunitario reacciona de forma exagerada a un alérgeno (sustancias que se comportan como antígenos que no son necesariamente una amenaza para la salud), al producir anticuerpos llamados inmunoglobulina E (IgE). Estos anticuerpos viajan a las células que liberan químicos, causando una respuesta inflamatoria que ocasiona una reacción alérgica.
Cada tipo de IgE tiene un «radar» específico para cada tipo de alérgeno. Es por eso que algunas personas solo son alérgicas a la caspa de gato (solo tienen los anticuerpos IgE específicos para la caspa de gato); mientras que otros tienen reacciones alérgicas a múltiples alérgenos porque tienen muchos más tipos de anticuerpos IgE.
La IgE es un tipo de anticuerpo o inmunoglobulina presente únicamente en mamíferos e implicado en la alergia y en la respuesta inmune contra diversos agentes patógenos, especialmente parásitos.
Sus niveles suelen estar elevados en pacientes alérgicos pero también en personas con otras patologías: infecciones por parásitos, inmunodeficiencias, enfermedades reumatológicas, patología tumoral (enfermedad de Hodgkin, leucemia mieloide crónica, leucemia linfoblástica aguda); incluso pueden existir niveles elevados en personas sanas.
El nivel sérico de IgE no se asocia con la severidad de los síntomas alérgicos ni con la enfermedad que se presente. Cabe destacar que aproximadamente el 30% de los pacientes alérgicos pueden tener niveles séricos de IgE normal, por lo que no descarta la enfermedad alérgica.
Por supuesto que sí.
El ejercicio y la actividad física han de ser una parte fundamental en la vida de cualquier persona; es bueno para el corazón, el cuerpo y los músculos, y ayudan a liberar estrés, por lo que brindan la sensación de bienestar.
Las personas asmáticas pueden realizar actividad física siempre y cuando sigan un plan de tratamiento de mantenimiento de mano de su doctor, conozcan y controlen los desencadenantes para así evitarlos, hagan un rutina de calentamiento previa durante 15 minutos y no se rindan.
Es importante mientras se practica el ejercicio tener a mano el medicamento de rescate por si aparecen los síntomas.
El asma es una enfermedad crónica de las vías aéreas. Sus síntomas son provocados por inflamación, que ocasiona que las vías aéreas se inflamen induciendo obstrucción y aumento en la producción de moco, lo que hace que sea mas difícil la entrada y salida de aire de los pulmones, dificultando la respiración.
Afecta niños y adultos por igual, sin importar estatus social ni edad. Los alérgenos ambientales pueden desencadenar los síntomas en algunas personas.
Los síntomas del asma pueden cambiar y mejorar a medida que la edad avanza y diferentes factores pueden desencadenar el asma, pero la enfermedad nunca desaparece, en vista de que es una enfermedad heredada genéticamente.
Los medicamentos controladores funcionan reduciendo la inflamación. Para el mejor manejo de los síntomas y prevención de exacerbaciones o crisis, lo mejor es usar el tratamiento de manera regular.
El deporte más recomendado es el que el paciente quiera practicar.
Aunque hay deportes con mayor probabilidad de inducir síntomas del asma, como los que requieren rápido e intenso esfuerzo, si el paciente está bien controlado puede llevar a cabo cualquier actividad física.
Es importante tener precaución. Si los síntomas aparecen, suspender el ejercicio, y si es necesario, usar la medicación de rescate.
Las ronchas o verdugones, también llamados urticaria, son zonas de la piel con picazón, inflamación y enrojecimiento. Aproximadamente 20% de la población puede tener ronchas a lo largo de su vida. A menudo aparecen sin aviso y pueden comenzar a cualquier edad. Se localizan en cualquier lugar del cuerpo, varían de tamaño y suelen desaparecer en 24 horas sin dejar marcas.
Ocurren en respuesta a la liberación de histamina por el sistema inmune, lo que provoca inflamación en la piel.
Existen dos tipos de ronchas: agudas y crónicas. La urticaria aguda se produce luego de ingerir un alimento en particular o entrar en contacto con una sustancia desencadenante en particular. También puede ser desencadenada por causas no alérgicas como calor o ejercicio físico, o por medicamentos y picaduras de insectos.
La urticaria crónica rara vez es causada por desencadenantes específicos, motivo por el cual los exámenes de alergia generalmente no son muy útiles. La urticaria crónica puede persistir durante muchos meses o años. Si bien a menudo son incómodas y a veces dolorosas, las ronchas no son contagiosas.